Tras conseguir grandes resultados en conejos, se prevé realizar ensayos en corazones dañados de humanos
Según una investigación presentada en la Conferencia de la Sociedad Cardiovascular Británica (BCS) y financiada por la British Heart Foundation, un grupo de investigadores ha sido capaz de
demostrar la seguridad de parches de corazones cultivados en laboratorio en corazones de personas que han sufrido un
ataque cardíaco.
Dicho descubrimiento se convierte en un importante avance para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca y el fallo cardiovascular que afecta aproximadamente a 1 millón de personas en el Reino Unido y sigue en aumento
ante los supervivientes a un ataque de corazón.
Los expertos responsables del proyecto desarrollaron un modelo de cultivo de
parches del tamaño de un pulgar de tejido cardíaco, entre 2 y 3 centímetros, capaces de contener hasta 50 millones de células madre humanas, las cuales están programadas para convertirse en músculo cardíaco y
funcionar como tales. Para comprobar su efectividad, el objetivo futuro que se marcan los investigadores es implantar uno o más parches en corazones de personas que hayan sufrido un ataque cardíaco con el fin de limitar
la pérdida de capacidad de bombeo del órgano.
Las pruebas demuestran que el ventrículo izquierdo del corazón se recupera sin desarrollar ningún ritmo cardíaco anormal
Tras un
ataque cardíaco,
el corazón sufre carencias como la falta de nutrientes vitales u oxígeno, debilitándolo considerablemente y
aumentando las posibilidades de desencadenar en insuficiencia cardíaca por lo que los parches se
convertirían en una interesante solución.
Hasta la fecha se han realizado pruebas en conejos y se ha confirmado la mejora en la función del corazón tras un ataque cardíaco. Las exploraciones cardíacas realizadas, pasadas 4 semanas, mostraron que el ventrículo
izquierdo del corazón experimentaba una recuperación sin desarrollar ritmo cardíaco anormal alguno.
A continuación, se prevé utilizar los resultados obtenidos para diseñar ensayos clínicos, con el fin de demostrar la seguridad y tratar de alcanzar niveles similares de reparación del corazón en humanos.