La cirugía, pionera en el mundo, se llevó a cabo el pasado mes de mayo en el Hospital Germans Trias
La regeneración del tejido miocárdico tras un infarto de miocardio ya es una realidad. Así lo ha demostrado el grupo de investigación de Enfermedades del Corazón en el IGTP, dirigido por Antoni Bayés-Genís, en
colaboración con el Banco de Sangre y Tejidos (BST) y el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), que este pasado mes de mayo consiguió trasladar definitivamente a la clínica una nueva terapia: la fijación de un
bioimplante de células madre directamente en el corazón de un paciente.
Se trata de un bioimplante formado por pericardio humano descelularizado y enriquecido con células madre mesenquimales, que recibe el nombre de PeriCord, en honor a los dos componentes que lo forman: el pericardio y el
cordón umbilical. Estas células han demostrado tener una gran plasticidad e importantes propiedades inmunomoduladoras y antiinflamatorias.
Los estudios clínicos previos demostraban que este tipo de bioimplante tenía la capacidad de reducir de forma significativa el tamaño del infarto de miocardio y, a su vez, de mejorar la función cardíaca. Asimismo,
en 2013, el grupo ya había demostrado la capacidad de estas células madre de formar pequeños vasos sanguíneos en el área infartada del corazón en ratones y reoxigenarla.
La muerte de los cardiomiocitos tras un evento cardíaco es la principal causa del impacto de la cardiopatía isquémica en la supervivencia y calidad de vida. Por este motivo, se lleva estudiando desde hace años cómo
revertir la muerte celular del área lesionada y recuperar parte de la fuerza para bombear la sangre. Bayés explica que "ha comportado un largo camino desde las primeras pruebas preclínicas. Si se confirma la capacidad
reparadora en humanos podríamos remitir complicaciones habituales derivadas del infarto, como la insuficiencia cardíaca"
"Si se confirma la capacidad reparadora en humanos podríamos remitir complicaciones habituales derivadas del infarto"
A finales del 2018 se consiguió la aprobación definitiva de PeriCord para uso humano por parte de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) pero no ha sido hasta el 2019 cuando se pudo implantar
esta nueva terapia en el primer paciente. Un hombre de 70 años que tuvo un infarto lleva desde mayo un bioimplante sobre la zona infartada del corazón.
El BST se encarga de hacer desaparecer las células del pericardio dejando únicamente la trama, una membrana flexible, porosa y gruesa que permite almacenar las células del cordón umbilical. En una de las salas blancas
del BST se introducen las células del cordón en esta trama y se consigue el bioimplante de 4x4 centímetros. La técnica se ha ido perfeccionando, de manera que la fabricación del
implante se lleva a cabo en tan solos seis horas.
Una vez implantado en la zona dañada del miocardio, las células madre mesenquimales introducidas migran al tejido cardíaco sin dispersarse a otras partes del organismo. "Hemos podido comprobar en la resonancia magnética
practicada tres meses después de la
intervención que la cicatriz del corazón se ha
reducido un 10%" anuncia el cardiólogo Bayés.
Actualmente se encuentran a la espera de una segunda intervención. "El siguiente paso será demostrar que es eficaz, que los pacientes vivan más, con menos ingresos hospitalarios y con mejor calidad de vida. Esto
requerirá un centenar de participantes en diversos centros hospitalarios".
Finalmente, el Dr. Bayés concluye que "el corazón recibe sangre que no puede bombear porque parte del músculo está necrosado. Se produce insuficiencia cardíaca y entonces solo podemos hacer bypass. Esto les pasa a un
25% de los infartados que atendemos. Creemos que la mitad de estos pacientes serían candidatos para el bioimplante".