La membrana ya se ha probado en un primer paciente en el Hospital Gregorio Marañón
El centro de investigación de la Clínica Universitaria de Navarra, el Hospital Gregorio Marañón y el Centro de Cirugía de Mínima Invasión de Cáceres han desarrollado un parche impregnado en células madre obtenidas de la
grasa destinado a tratar a pacientes con insuficiencia cardíaca mediante la regeneración de tejidos.
La muerte de los cardiomiocitos tras un evento cardíaco es la principal causa del impacto de la cardiopatía isquémica en la supervivencia y calidad de vida. Por este motivo, se lleva estudiando cómo regenerar corazones
tras un infarto de miocardio con células madre mesenquimales sin generar rechazo inmunológico desde hace años.
Felipe Prósper, uno de los participantes del proyecto e investigador de la Clínica Universitaria de Navarra, explica que "se ha probado introduciendo [las células madre mesenquimales] con un cateterismo, pero el problema
que nos encontramos es que el tejido cardíaco no consigue retener las células inyectadas. Entre dos y cuatro días después del tratamiento, menos del 1 por ciento de las células persisten en el corazón de los pacientes"
Al observar esta limitación, el trabajo se centró en descubrir un vehículo más adecuado para fijar las células reparadoras y ahí surgió la posibilidad de utilizar parches. En el centro de investigación de la Clínica de
Navarra, se pensó que la membrana de colágeno que desarrollaba Viscofan podía ser un buen soporte.
En caso que el tratamiento funcione, reforzará la estructura de la pared del corazón y mejorará la función de la bomba cardíaca
"Empezamos a hacer estudios de compatibilidad en el laboratorio y veíamos que las células madre derivadas de la grasa se adaptaban sobre las membranas de colágeno. Después probamos esos parches impregnados en células en
ratas y cerdos y vimos que desaparecían con mayor lentitud y la elasticidad de la pared cardíaca mejoraba significativamente. No regeneraba la zona, pero sí reparaba el tejido dañado" comenta Prósper.
Una vez comprobados los resultados en el laboratorio, pasaron a demostrar su seguridad en pacientes. El equipo de cardiología del Hospital Gregorio Marañón implantó esta tecnología en un varón con una
insuficiencia cardíaca terminal. Francisco Fernández-Avilés, cardiólogo del centro, explica que "[el paciente] no tenía otra opción de tratamiento. El parche le ha dado una oportunidad, aunque aún es pronto para
valorar su eficacia. El paciente ha evolucionado de forma favorable. Nuestro objetivo en una primera fase de la experimentación es demostrar que el tratamiento es seguro".
Este es el primer caso de la primera fase de ensayos clínicos, en la que tienen previsto incluir a 10 pacientes. En caso que el tratamiento funcione, reforzará la estructura de la pared del
corazón y mejorará la función de la bomba cardíaca.
El Dr. Fernández-Avilés concluye que "aunque no se logre la regeneración, podremos inducir la autoreparación del músculo cardiaco. Y lo mejor es que podremos hacerlo con un dispositivo que se puede fabricar a gran escala
y tener disponible cuando sea necesario".